El consumo de materiales, energía y las
emisiones han disminuido por unidad de valor, pero globalmente no dejan de
aumentar, alertó ayer el economista brasileño Ricardo Abramovay, en el marco del
V Congreso Internacional de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). El evento,
organizado por la Asociación de Empresarios Cristianos, concluye hoy.
El
catedrático de la Universidad de São Paulo (brasil), investigador, escritor y
autor del libro “Más allá de la economía verde”, manifestó, por ejemplo, que si
las sociedades actuales quieren evitar la prolongación de las catástrofes que ya
ocurren como consecuencia de los cambios climáticos, hay un escenario que debe
ser respetado. Dijo que estimaciones científicas consideran que entre los años
2000 y 2050 solo podrían ser emitidas 1.400 gigatoneladas de gases de efecto
invernadero. Sin embargo, advirtió, de este total ya fueron emitidas 400
gigatoneladas entre 2000 y 2010. “Por lo tanto, para que nos mantengamos en los
límites, solo podemos emitir 1.000 gigatoneladas hasta 2050”, advirtió.
Al
plantearse si hay tiempo para cambiar, teniendo en cuenta que el consumo se
acelera (más autos, más polución, más consumo de alimentos, combustibles), los
recursos se van desgastando, y se avanza poco en conciencia ambiental, expresó
que toda la gobernanza actual (privada y estatal) se vuelca a “más”. Dijo que
cuando se lucha contra la pobreza, por ejemplo, esto se traduce en más bienes de
consumo “lo que es, sin duda, positivo”. “Pero hay otra urgencia: es el hecho de
que en relación a muchos bienes y servicios necesitamos hacer menos, y no más. Y
nadie sabe hacer menos; ni los gobiernos, ni las empresas. No tenemos gobernanza
para el ‘menos’, solo para el ‘más’”.
Manifestó, asimismo, que las señales
del exceso se observan claramente, ya sea por manifestaciones de la sociedad
civil como de los científicos, o por el mismo mercado. Explicó que en el caso de
los automóviles hay dos informes recientes de Roland Berger y de KPMG, que
muestran que el auto individual es cada vez menos una aspiración fundamental
para los jóvenes, incluso en países en desarrollo. “No significa que el
automóvil desaparecerá, sino que será reemplazado por formas compartidas de uso,
al contrario de lo que hace la industria, o sea, cada vez más vehículos.
Dijo
que el reto que se plantea la industria es dónde podemos producir más
automóviles. El reto real de la sociedad es otro: ¿cómo hacer de un sector que
significa congestionamiento en las metrópolis, un vector de movilidad para las
personas? La respuesta tendrá que venir del mundo de los negocios y no solo por
imposición de los gobiernos”, expresó el disertante.
“Empresas B”
Al
referirse a las “Empresas B”, cuyo lema es: “No solo ser las mejores del mundo,
sino que también ser las mejores para el mundo”, Abramovay explicó que el
ejemplo más emblemático es Patagonia (fábrica de indumentaria de Estados
Unidos), que no solamente invita a sus clientes a una reflexión sobre lo que
consumen, sino que asume compromisos –con fuerza legal tan coercitiva como el
compromiso de los accionistas– de regenerar algunos de los sistemas donde
trabajan.
Otro caso citado es el de Puma, a empresa de artículos deportivos
que tomó espontáneamente la iniciativa de calcular para toda su cadena de valor
el costo no pagado del uso que hace de cinco servicios ecosistémicos: agua,
producción de basura, emisión de gases de efecto invernadero, uso del suelo y
pérdida de biodiversidad. Aún así, los números de la firma transnacional son
considerados impresionantes: vende 2.200 millones de euros por
año.
Alertan sobre consecuencias
El carácter no sustentable de la
economía actual refleja consecuencias económicas y financieras para todos. El
autor de “Más allá de la economía verde”, el economista Ricardo Abramovay,
advierte que el tiempo apremia ante los problemas ambientales, para revertir la
mala tendencia, el planeta no tiene más de 20 años para arreglar algo de lo que
se ha hecho mal.
Artículo publicado el diario ABC Color - Página 22 - 17/10/13
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