miércoles, 30 de abril de 2014

Las APP`s ya caminan solas

En una finca de Itacurubí del Rosario, un pequeño productor acaba de cosechar parcelas de algodón tradicional y de algodón transgénico. El Ministerio de Agricultura y Ganadería ha puesto técnicos que guiaron el proceso y un ganadero local aportó semillas, abonos y agroquímicos mientras que una minidesmotadora sacada del olvido transforma los capullos en algodón desmotado y limpio para vender a las industrias textiles. Una empresa tabacalera destinó expertos para la operación del sistema.

En otra área completamente distinta, la oenegé Dequení trabaja en un programa de articulación entre instituciones de la Educación Escolar Básica y empresas privadas a través de sus acciones de responsabilidad social. Objetivo: suministrar fondos y personal de cada firma para implementar programas culturales, deportivos o artísticos que aunque figuran en la malla curricular de la EEB no pueden ejecutarse por falta de recursos. La iniciativa involucra a 15 instituciones educativas de Arroyos y Esteros y Caaguazú y a otras tantas empresas privadas que aportan anualmente G. 60 millones cada una. Esta experiencia innovadora da a las empresas un valor adicional: el entusiasmo con que su personal se entrega a esta tarea, lo cual eleva incluso la productividad del mismo. Y en medio de una asociación de comunidades indígenas de Caaguazú, está en fase de terminación el primer Hospital Escuela Indígena que se construyó con el aporte de una familia benefactora, equipado por la V Región Sanitaria e impulsado por la Comisión de Acción Social de la ARP como ente motorizador de la iniciativa. En este caso se suma la presencia motivadora de la Iglesia Católica.

Son sólo tres ejemplos de los miles de este tipo que se desarrollan a lo largo y ancho del Paraguay. Hay que agregar que estos programas se han estado moviendo mucho antes de que se aprobara la ley de Alianza Público Privada. Los impulsa la necesidad de unir voluntades para lograr que cada día más familias paraguayas, de las más variadas extracciones, salgan del destructivo ambiente de la pobreza para moverse con comodidad y dignidad en el mundo del desarrollo y de los negocios. Siempre se ha sostenido que en el Paraguay la gente espera oportunidades para trabajar y progresar. Y si de algo podemos estar seguros es de que con la puesta en vigencia de la tan criticada ley de APP, todo un mundo nuevo de trabajo se abre para las decenas de miles de paraguayos, especialmente de jóvenes, que esperan una ocasión para demostrar de lo que son capaces. Las APP ya caminan solas. Sólo hay que abrirles paso.

Artículo publicado en el diario 5 dias Online - 21/04/2014

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