martes, 26 de julio de 2011

Responsabilidad con un País Joven

Por Carmen Cosp (*)
¿Somos conscientes de lo que significa tener un país tan joven? Según los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH 2009) el 60 % de la población tiene menos de 30 años. Un punto valiosísimo para el país. Sin embargo, no lo estamos aprovechando como oportunidad de crecimiento, de empuje y de energía para la construcción de un Paraguay vigoroso.
La tasa de desempleo total en Paraguay es de 6.4 %, pero en la franja entre 15 a 29 años la tasa de desempleo es del 11 %. Es decir, casi duplica la tasa de desempleo total con un número significativo de 130.000 jóvenes sin empleo. El análisis se complica con los resultados de la Primera Encuesta Nacional de Juventud 2010, donde el 81 % de quienes están trabajando afirma que "no tiene contrato de trabajo" y el 76 % "no tiene seguro médico".
Estos datos "fríos" reflejan realidades de desempleo juvenil y de informalidad laboral de las que todos somos responsables y deberían interpelarnos para asumir con urgencia estos desafíos:
1) Producir riqueza. Aquellos que han sido regalados con el don de crear riqueza por las propias capacidades, talentos o fortuna, tienen la tarea de producir con valor agregado abundante, para generar fuentes de empleo y dar respuesta a esta masa joven inquieta que necesita invertir su energía y sentirse útil para los suyos y el país. Este es el reto transcendental, no solo para los sectores más productivos del país, sino para todos y cada uno, porque los dones recibidos comprometen tareas y responsabilidades.
No hemos sido llamados a esta vida para acumular riquezas, sino para producirlas, cada uno según sus propias capacidades y distribuirlas para el bien de todos. Y nadie está exento de este deber, más aún en el contexto de desigualdad e inequidad que clama nuestro país.
2) Superar la informalidad de una vez por todas. Una gran cantidad de empresarios, profesionales, técnicos, amas de casa, necesitan personas para llevar adelante su vida o su negocio y ofrecen oportunidades de trabajo. Hasta allí todo bien. Pero a la gran mayoría les falta completar la tarea: formalizarla con contrato y seguro social. Esto es lo mínimo, es como nos gustaría ser tratados, con honestidad, respeto y dignidad. ¡Y si hablamos de Responsabilidad Social, esta es la tarea primera!
Ojalá todos meditemos personalmente: ¿Qué puedo hacer yo? ¿Qué más puedo hacer para que todos tengan vida en abundancia en mi país?
Apostemos generosamente desde nuestros lugares de trabajo, para contribuir al cambio que tanto exigimos y queremos. Lo haremos por los jóvenes de nuestro país que necesitan creer, confiar y crecer. Es una cuestión de amor, responsabilidad y compromiso con el 60 % del país.
(*) Miembro de la Junta Directiva de la ADEC.

NOTICIA PUBLICADA POR EL DIARIO ÚLTIMA HORA EL DÍA 26/07/11.-

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