martes, 16 de agosto de 2011

Clima Laboral


Por Luis Fretes (*)
La encuestadora internacional Gallup realizó una investigación mundial, con más de 1.600.000 personas, y preguntó: En el trabajo, ¿tengo oportunidad de hacer lo que más me gusta?. El resultado fue que 83 % de los entrevistados respondieron en forma negativa, dando a entender que no están felices con lo que hacen.
Las preguntas que debemos hacernos como directores o gerentes, son: ¿Estoy haciendo todo lo que puedo para agradecer a la gente por el trabajo que hace? ¿Cómo reconozco el trabajo de otro? ¿Le muestro gratitud?. Este es el principal planteo que hay que hacerse y es la forma más inmediata de cambiar el ambiente laboral.
El clima laboral es el medio ambiente humano y físico en el que se desarrolla el trabajo cotidiano. Influye en la satisfacción y, por lo tanto, en la productividad. Está relacionado con el "saber hacer" del directivo, con los comportamientos de las personas, con su manera de trabajar y de relacionarse, con su interacción con la empresa, con las máquinas que se utilizan y con la propia actividad de cada uno. Es la alta dirección, con su cultura y con sus sistemas de gestión la que proporciona o no el terreno adecuado para un buen clima laboral, y forma parte de las políticas de personal y de recursos humanos la mejora de ese ambiente con el uso de técnicas precisas.
Mientras que un buen clima se orienta hacia los objetivos generales, un mal clima destruye el ambiente de trabajo ocasionando situaciones de conflicto y de bajo rendimiento.
Hoy en día, el problema de las empresas ya no radica solamente en la captación de talentos, sino en la retención de los mismos. Existen empresas en el Paraguay que están haciendo convenios para no proponer ofertas laborales a funcionarios de otra empresa y, en este sentido, es fundamental tener un clima excelente porque es más difícil conseguir un talento que un cliente.
Hay que reconocer que existe un grupo de empresarios que no están haciendo bien los deberes. No están cumpliendo las leyes laborales con sus empleados, no pagan sueldos mínimos, no les proveen de seguro social, no reconocen los días feriados, ni respetan las normas de seguridad mínimas para trabajar; cuando uno ingresa a esa empresa se siente la falta de motivación, las caras reflejan la desazón.
El empleado se relaciona con sus compañeros, con quienes tiene que haber camaradería, con su jefe con quien tiene que buscar imparcialidad, respeto y, por último, con el cliente que le da el reconocimiento que le hace sentir orgulloso de su empresa.
Finalmente, las empresas progresan únicamente si las personas tienen un crecimiento integral, si sus colaboradores están contentos; si "se hallan" (como decimos en Paraguay). Realmente es posible generar dinero con ejecutivos y funcionarios felices. La misma Iglesia Católica insiste en que la empresa no debe considerarse solo como una sociedad de capitales, sino que es al mismo tiempo "Comunidad de Personas".
(*) Presidente de Adec
Artículo publicado en la página 20 del matutino Ultima Hora del día 16/08/11.

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