Por José Antonio Bergues. Past president de ADEC. La celebración del trigésimo aniversario de la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC) en este mes de noviembre convoca a los que hemos sido afortunados en impulsar la fundación de esta entidad, y vivirla cercanamente para hacer una reflexión diferente en nuestra presencia semanal en este medio.
Poner de manifiesto y vivenciar los principios básicos de la Doctrina Social Cristiana, tales como la dignidad de la persona humana, el bien común, la solidaridad, la subsidiaridad, y el destino universal de los bienes, en la actividad laboral de generación de bienes y servicios, requirió desafíos permanentes para los empresarios que se jugaron por esta iniciativa cristiana, desde la misma fundación.
Las diversas Juntas que fueron conduciendo el destino de ADEC en estas tres décadas, según los principios más arriba manifestados, han optado por un fuerte compromiso cristiano con el desarrollo personal de los empresarios, y han impulsado iniciativas, como la reapertura y sustentación de Radio Cáritas; desayunos de trabajo, manifestaciones públicas por situaciones trascendentes desde el punto de vista cívico o empresarial; la colaboración activa durante la visita de Juan Pablo II; aporte crítico a la Constituyente del año 1992; diversas opiniones sobre medidas fiscales, etc., que fueron siempre presencia serena y respetuosa de una Asociación, que se esfuerza por trascender los intereses de determinados sectores del empresariado, ya que nos consideramos una asociación de empresarios y no un gremio empresarial.
No puedo olvidar que nos honramos en ser promotores de la fundación de otras entidades profesionales, tales como la Asociación Paraguaya para la Calidad, la Fundación Paraguaya de Cooperación y Desarrollo; la Asociación de Mujeres Empresarias y Transparencia Paraguay.
Este trigésimo aniversario encuentra a ADEC con plena vitalidad en programas como los Premios ADEC que ya han cumplido 18 años de vigencia y ocupan un lugar destacado en la consideración pública, así como también la promoción de la responsabilidad social empresarial y el fortalecimiento de una ADEC joven.
Reconocemos que el desafío de dar respuesta al anhelo de mejores condiciones de vida para los sectores más carenciados está siendo desafiado por permanentes protestas de insatisfacción con el manejo de la cosa pública en el país, y de la economía nacional mundial. Esto requiere el compromiso activo de los empresarios cristianos y nada mejor que el anclaje de esperanza que nos brindan los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.
Con orgullo también menciono que ADEC merece alta consideración entre las Asociaciones Latinoamericanas que forman parte de la Entidad Internacional UNIAPAC y que en estos años dos past president de ADEC han sido honrados para presidir la red de nuestro continente.
ADEC estará siempre comprometida con un activo protagonismo en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y equitativa.
Poner de manifiesto y vivenciar los principios básicos de la Doctrina Social Cristiana, tales como la dignidad de la persona humana, el bien común, la solidaridad, la subsidiaridad, y el destino universal de los bienes, en la actividad laboral de generación de bienes y servicios, requirió desafíos permanentes para los empresarios que se jugaron por esta iniciativa cristiana, desde la misma fundación.
Las diversas Juntas que fueron conduciendo el destino de ADEC en estas tres décadas, según los principios más arriba manifestados, han optado por un fuerte compromiso cristiano con el desarrollo personal de los empresarios, y han impulsado iniciativas, como la reapertura y sustentación de Radio Cáritas; desayunos de trabajo, manifestaciones públicas por situaciones trascendentes desde el punto de vista cívico o empresarial; la colaboración activa durante la visita de Juan Pablo II; aporte crítico a la Constituyente del año 1992; diversas opiniones sobre medidas fiscales, etc., que fueron siempre presencia serena y respetuosa de una Asociación, que se esfuerza por trascender los intereses de determinados sectores del empresariado, ya que nos consideramos una asociación de empresarios y no un gremio empresarial.
No puedo olvidar que nos honramos en ser promotores de la fundación de otras entidades profesionales, tales como la Asociación Paraguaya para la Calidad, la Fundación Paraguaya de Cooperación y Desarrollo; la Asociación de Mujeres Empresarias y Transparencia Paraguay.
Este trigésimo aniversario encuentra a ADEC con plena vitalidad en programas como los Premios ADEC que ya han cumplido 18 años de vigencia y ocupan un lugar destacado en la consideración pública, así como también la promoción de la responsabilidad social empresarial y el fortalecimiento de una ADEC joven.
Reconocemos que el desafío de dar respuesta al anhelo de mejores condiciones de vida para los sectores más carenciados está siendo desafiado por permanentes protestas de insatisfacción con el manejo de la cosa pública en el país, y de la economía nacional mundial. Esto requiere el compromiso activo de los empresarios cristianos y nada mejor que el anclaje de esperanza que nos brindan los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.
Con orgullo también menciono que ADEC merece alta consideración entre las Asociaciones Latinoamericanas que forman parte de la Entidad Internacional UNIAPAC y que en estos años dos past president de ADEC han sido honrados para presidir la red de nuestro continente.
ADEC estará siempre comprometida con un activo protagonismo en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y equitativa.
Publicado en el Diario Última Hora - Economía Página 22 09/11/2011
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